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domingo, 8 de marzo de 2009

LECCION NO. 21 ¿Puedo cambiar mi mantra?

LECCION NO. 21
¿Puedo cambiar mi mantra?
Orar repitiendo una frase o frases determinadas ha sido una práctica bien establecida en el
cristianismo durante siglos, pensemos en el “Padre Nuestro”, el “Ave María y la “Oración a
Jesús” de la tradición Ortodoxa. Cassian, que recopiló todas las enseñanzas de los Padres
y Madres del Desierto desde el siglo cuarto, recomendó la frase de los Salmos: “Oh Dios
ven en mi ayuda” “Oh Dios apresúrate a ayudarme”. Su primer seguidor oyó a San
Francisco rezar repitiendo toda la noche: “Deus meus et omnia” (Mi Dios y mi todo). Se le
atribuye a San Agustín haber usado la frase:”Noverim me, noverim te” (Que yo pueda
conocerme de manera que pueda conocerte). La filósofa mística del siglo veinte Simona
Weil solía recitar el “Padre Nuestro” en griego. Otros mantras que han sido sugeridos son
la palabra en arameo para “Padre” “Abba”,”Paz” Kyrie Eleison y Veni Sancte Spiritus – en
realidad cualquier otra frase con significado espiritual para el cristiano.


Sin embargo, para elegir un mantra, es mejor seguir el consejo de tu maestro. John Main
prefería usar “Maranatha” como mantra. Lo recomendaba por tres razones. Primero
porque era una oración en Arameo, el idioma de Jesús, que significa “Ven Señor” o “El
Señor viene”; Segundo porque es parte del “Padre Nuestro”, la más antigua oración
cristiana. (La primera carta San Pablo a los Corintios está escrita en Griego y sin embargo
él la termina usando el Arameo “maranatha”. Lo que demuestra lo bien conocida que era
esta oración por los primeros cristianos).Y tercero porque tiene la ventaja de no poseer
ninguna connotación para nosotros, de manera que no nos distraerá fácilmente con otros
pensamientos.

La primera razón para usar una oración, un mantra, es para limpiar la mente de cualquier
otro pensamiento y enfocarla amorosamente y únicamente en lo Divino. Comenzamos
diciendo el mantra mentalmente, luego después de un tiempo nos damos cuenta que lo
estamos escuchando, y con el tiempo nos movemos completamente de la mente al corazón
y el mantra suena solo en el centro de nuestro ser. Este proceso no ocurriría si
cambiáramos el mantra constantemente.

Laurence Freeman describió el efecto del mantra en las siguientes palabras:
“Hace algún tiempo, estaba en un concierto. Mientras esperaba que comenzara, la orquesta
comenzó a afinar los instrumentos. Era el sonido más discordante que jamás escuché.
Cada instrumento tocaba por su lado, en total desarmonía. Luego sucedió que el oboe, un
instrumento pequeño y de suave sonido, comenzó a tocar y todos los demás instrumentos
se afinaron con él. Gradualmente la desarmonía general comenzó a serenarse. Luego hubo
silencio y el concierto comenzó. Me parece que el mantra es parecido al pequeño oboe. En
la meditación, el mantra lleva todas las partes de nuestro ser, una a una, poco a poco, a la
armonía. Y cuando estamos en armonía, nosotros somos la música de Dios”.

Es por lo tanto muy importante que permanezcamos con el mismo mantra, de manera que
pueda arraigarse en nuestro ser y tener un efecto armonizador.

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