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viernes, 22 de mayo de 2009

La Luz de Cristo

La Luz de Cristo
Moment of Christ - The Path of Meditation -
John Main,OSB


Estas son las palabras del Evangelio de San Juan:

“- Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y
conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. (Juan 8: 31-2)

La meditación se puede describir como un camino hacia la verdad. La traducción en
Griego de la palabra verdad es aletheia, que viene de a-lethes, que quiere decir algo
que no está escondido. Entonces, aletheia significa que la verdad es algo que se nos
revela. Hoy quiero hablarles un poquito de la meditación como un camino a la
revelación.

Como bien lo sabemos, cuando empezamos a meditar lo hacemos con mucha
confusión en nuestro alrededor. Ni siquiera entendemos porqué estamos meditando.
Casi todos comenzamos con cierta duda. Sabemos de ello e iniciamos pero no muy
convencidos. Pero poco a poco empieza a aparecer un rayo de luz. Esto nos llama la
atención y vemos que puede haber algo interesante. La oscuridad persiste, pero
vemos ese rayito de luz. Cuando esto ocurre, entonces damos el paso para empezar
a meditar seriamente – no medio convencido, sino con todo tu corazón. Esto significa
el poder encontrar el tiempo en la mañana y en la noche para este camino de
revelación. Es esto lo primero que hacemos.

El segundo paso es empezar a comprometerte contigo mismo (y esto toma tiempo
pues debes ser paciente contigo mismo) para entonces repetir el mantra durante todo
el tiempo de tu meditación. No te desilusiones si comienzas lentamente. Nos puede
tomar hasta 4 o 5 años lograr esto. Pero lo que vas a descubrir por tu propia
perseverancia es que al repetir el mantra es como haber encontrado una manera
suave de gradualmente disipar la oscuridad.

Imagina por un momento un vestíbulo grande y oscuro. Cada vez que repites tu
mantra es como si fueras encendiendo una pequeña vela. A veces nos parece que
cuando acabamos de encender una vela, hay otra que se apaga. Pero muy
gradualmente te vas dando cuenta que el vestíbulo está lleno de luz. La maravilla de la
meditación es que la revelación ha sido conquistada por la luz y que Jesús es la luz
universal de nuestra experiencia. Todo y cada uno se llena y se ilumina con esta luz.

Esta es una visión diferente de la visión pagana de las cosas. Puede que conozcas la
historia de Beowulf, cuando están los comensales en un banquete y de repente entra
brevemente un pájaro por la ventana y luego se sale otra vez a la oscuridad. Los
comensales cuando ven al pájaro salir dicen: “Así es la vida humana. Salimos
brevemente de la oscuridad hacia la luz de la revelación y luego regresamos a la
oscuridad”.

Ahora bien, en la visión proclamada por Jesús la condición humana tiene una visión
completamente diferente a la pagana. Para nosotros, el lugar del banquete es nuestro
corazón, y es ahí donde está la oscuridad cuando iniciamos. Pero por la disciplina de
nuestro compromiso diario, que es un compromiso hacia la luz, a pesar de nuestra
debilidad, a pesar de nuestro poco convencimiento, entonces vamos encontrando
esa luz interna que también está fuera de nosotros. La maravilla de la proclamación
del Evangelio de Jesús es que todo y todos, adentro y afuera, todo está iluminado por
la gracia universal. Esto es el poder de la cruz. Esto es el poder de la resurrección de
Cristo. El amanecer universal ha ocurrido, y nuestro compromiso es a esa
iluminación, a esa verdad y a esa revelación. Hemos utilizado la metáfora de la luz.
¿Qué significa la luz en nuestra aceptación de la revelación de Jesús?

La luz es nada menos que la conciencia misma de Jesús. No creo que sea un error
decir que cuando lo buscamos, siempre lo buscamos en el lugar erróneo pues para
muchos Cristianos tendemos a buscar un objeto de conocimiento distinto de
nosotros. Pero la verdad es que ya hemos encontrado a Cristo. Lo hemos encontrado
cuando tomamos conciencia, cuando sabemos totalmente, que lo que El logró para
nosotros es que nosotros podemos ver a través de su visión. Podemos ver con su
conciencia. Podemos comprender con su comprensión, pues su invitación para
nosotros es que debemos estar unidos con El, debemos ser uno con El. No es verdad
que El está sólo dentro o sólo fuera de nosotros. El está tanto dentro como fuera de
nosotros, y su iluminación nos ilumina e ilumina a toda la creación. El reto para
nosotros, y el gran reto para nuestra fe, es que este misterio está a nuestro alcance.
No es tan difícil para nosotros como lo parece, pues podemos íntima y
poderosamente encontrarlo cuando nos olvidamos de nosotros mismos. Lo que
debemos aprender en nuestra meditación es que cuando renunciamos a nuestra auto-
conciencia, nos abrimos a la conciencia total tanto con El como en El, con su propio
auto-conocimiento.

¿Cómo renunciamos a nuestra auto-conciencia? Es muy sencillo y muy práctico. La
herramienta sencilla que debemos de usar es simplemente dejar de pensar en
nosotros. Por esta razón debemos de aprender a decir el mantra. Cuando
aprendemos a decirla en total atención, con un corazón íntegro, estamos en el camino
de lo que Jesús nos invita que es ser uno con El así como El es con su Padre. En esa
unión nos liberamos y nos liberamos por la misma revelación de Jesús, pues lo que El
nos revela es la gloria, la maravilla y el amor del Padre. Con esta idea, veamos lo que
dice San Juan otra vez:

“El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le
agrada. Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y
conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Así que si el Hijo los libera, serán
ustedes verdaderamente libres”. (Juan 8: 29, 31-2, 36).

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