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jueves, 27 de agosto de 2009

El Despertar Contemplativo

Traducción porAna Inés Privitello de Argentina Del Evangelio de Mateo:


´Estén prevenidos porque ustedes no saben que día vendrá su Señor. Recuerden, si el dueño de casa supiera a que hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.´ (Mat. 24: 42-44)
Me gustaría reflexionar contigo acerca de la vigilia de la oración, y de los consejos prácticos que la tradición nos da para llegar a esa despertar progresivo.
Parte del misterio de la Iglesia en nuestro tiempo es el despertar contemplativo que está ocurriendo en toda la iglesia. Este despertar contemplativo nos está haciendo dar cuenta que el Espíritu Santo, que es nuestro camino directo hacia el Reino, se encuentra dentro del corazón y del alma de cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros es el templo de ese Espíritu Santo. La meditación es la cuerda perdida de la Cristiandad moderna.
La Iglesia occidental en particular perdió su dimensión contemplativa. A partir de alrededor del siglo diecisiete, la oración en la Iglesia Occidental, se limitaba realmente a la oración mental. Luego cayó una gran sospecha sobre la oración contemplativa. Con la tendencia occidental a la acción por sobre la contemplación, la Iglesia Occidental se convirtió en la gran Iglesia misionera. Esta pérdida de la dimensión contemplativa no fue tan aguda en la Iglesia Oriental. Podemos ver que en la Iglesia Occidental, contrastando con la Iglesia Oriental, la espiritualidad se centró alrededor de la pasión de Cristo, mientras que en la Iglesia Oriental, el foco principal de la espiritualidad de las Escrituras sería la Transfiguración o la Resurrección. Por supuesto de lo que estamos hablando es el lograr un equilibrio, la gran armonía, la gran armonía que es el camino Cristiano.
Es la recuperación y el despertar de la dimensión contemplativa en el Cristianismo actual, que creo nos está regresando hacia ese equilibrio, hacia esa integridad.
En el Occidente, es la tradición monástica la que ha recogido en gran parte esta cuerda perdida - siendo Merton uno de los grandes concientizadores de esta dimensión contemplativa. Entonces es importante recordar que la meditación en la tradición Cristiana no es una nueva técnica. No es una nueva técnica ni algo que importamos del Oriente. Sólo debemos mirar las enseñanzas de Cassian para verlo.
La Novena Conferencia, Cassian, comienza su gran enseñanza sobre la oración al Abad Isaac y describe un espectro de la oración. El habla de la oración y dice que toma diferentes formas – petición, intercesión agradecimiento y demás, de acuerdo a la lista de tipos de oración de San Pablo. Pero también ve que este espectro de oración es progresivo - se mueve en cierta dirección. Estos diferentes modos de oración tienen una dirección. Siempre están apuntando hacia lo que él viene a llamar “oración pura”, la oración que está más allá de las imágenes de Dios.
San Gregorio de Nyasa dijo que cada concepto de Dios es un ídolo. Incluso Santo Tomás de Aquino dijo que Dios no es nada que pueda ser pensado. La Nube del No Saber: “No podemos conocerlo por el pensamiento, solo por medio del amor”. En la tradición Cristiana no hay nada extraño en que la oración nos lleve más allá del pensamiento, porque Dios, que es la meta y el fin de la oración, está más allá del pensamiento, de las imágenes, de las ideas.
Cuando pensamos en la meditación, es útil tener una idea general del espectro completo de la oración. En vez de un espectro podríamos pensar en la oración como una gran rueda. Los diferentes rayos de la rueda son las diferentes formas de oración. Tantas formas de oración como gustes, tantos modos de oración como puedas imaginar, desde el rosario, la Eucaristía, la liturgia de las horas, la oración con las Escrituras, la oración de petición, la oración de intercesión. Cualquier tipo de oración que quieras imaginar podría ser incluida entre esos rayos. El borde externo de la rueda es como nuestras vidas, el borde que hace contacto con la tierra, la rueda que gira y nos lleva hacia delante. Pero todos estos rayos están conectados y se juntan en el centro de la rueda, el eje de la rueda. Y allí, está la quietud. En el centro de la rueda hay quietud. El borde externo se mueve, pero el centro del eje está quieto. Y ese eje central de la rueda de la oración es simplemente la oración del mismo Cristo.
La teología básica del la oración Cristiana indica que nuestro viaje va más allá de nuestra propia oración, más allá de la oración egocéntrica, internándose en la oración del mismo Cristo: “Yo no vivo más, es Cristo el que vive en mi”. “Nosotros no sabemos como rezar, pero el Espíritu reza en nuestro interior”.
Podríamos decir que la meditación forma la interface entre los diferentes rayos de la rueda y su centro, la oración de Cristo. Es en la meditación, o la oración pura, la oración que nos lleva más allá del pensamiento y finalmente más allá del ego, donde está, como estuvo, el paso final, el paso que es el resultado de la gracia, no del esfuerzo, el paso que nos aleja de nosotros mismos hacia el interior de Cristo. Cassian muestra claramente que esta oración pura se relaciona con todas las otras formas de oración. No debes abandonar ninguna otra forma de oración que sientas te es útil si decides hacer de la meditación una parte integral de tu vida espiritual.


Laurence Freeman OSBa los Monjes de la Abadía GETHSEMANI, 1992© 2005 Usado con permiso.The World Community for Christian Meditation.(www.wccm.org

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