viernes, 29 de agosto de 2008
Oh servidor, ¿dónde me buscas?
Mira bien, Yo estoy a tu lado.
No estoy ni en el templo ni en la mezquita:
no estoy ni en la Kaaba ni en el Kailash:
Ni estoy en ritos y ceremonias, ni en Yoga o renunciación.
Si eres un verdadero buscador,
Me verás enseguida: Me encontrarás en un momento.
¿Estás buscándome? Estoy en el asiento de al lado.
Mi hombro está contra el tuyo.
No me encontrarás en los stupas, ni en santuarios hindúes,
ni en sinagogas, ni en catedrales,
ni en kirtans, ni en piernas alrededor de tu cuello,
ni en comer nada más que verduras.
Kabir dice: “Dime, discípulo, ¿qué es Dios? El es el aliento dentro del aliento”.
¡No vayas al jardín de flores! ¡Oh amigo! no vayas allí;
El jardín de flores está en tu cuerpo.
Toma asiento sobre los mil pétalos del loto, y allí contempla la Belleza Infinita.
La luna brilla en mi cuerpo, pero mis ciegos ojos no pueden verla:
La luna está dentro de mí, como lo está el sol.
El tambor de la Eternidad resuena dentro de mí; pero mis sordos oídos no pueden oírlo.
Mientras uno reclame su “yo” y su “mío”, sus trabajos son nada:
pero cuando todo el amor por el “yo” y el “mío” esté muerto,
entonces el trabajo del Señor está hecho.
Y es que el trabajo no tiene otro objetivo que obtener conocimiento:
cuando éste llega, entonces el trabajo se deja.
El árbol florece por el fruto: cuando el fruto llega, la flor se aja.
La luz del sol, la luna, y las estrellas brilla radiante:
la melodía del amor va creciendo, y el ritmo del desapego del amor marca el tiempo.
Día y noche, el coro de música llena los cielos;
y Kabir dice: “Mi Amado brilla como el destello del relámpago en el cielo”.
El mundo entero hace su trabajo y comete sus errores:
pero pocos son los amantes que conocen al Amado.
El buscador devoto es aquel que combina en su corazón la doble corriente de amor y desapego,
como se mezclan las corrientes del Ganges y el Jumna;
en su corazón el agua sagrada fluye día y noche;
y así la rueda de nacer-morir llega a su final.
Contempla qué maravilloso es el descanso en el Espíritu Supremo!:
lo disfrutará aquel que se proponga llegar a su encuentro...
Sujeto por las cuerdas del amor,
el balanceo del Océano de la Alegría oscila como un péndulo;
y un potente sonido rompe en canción.
¡Mira qué loto florece allí sin agua!,
y Kabir dice : “La abeja de mi corazón liba su néctar”
¡Qué maravilloso loto es, ese que florece en el corazón de la rueda girante del universo!
Sólo unas pocas almas puras conocen su auténtica delicia.
Hay música todo a su alrededor, y allí el corazón comparte la alegría del Mar Infinito.
Kabir dice: “Sumérgete en el Océano de la Dulzura: así dejarás que los errores de la vida y la muerte se vayan”.
Allí desaparece la pulsión rítmica de la vida y la muerte:
mana el embeleso, y todo el espacio está radiante de luz.
Allí oirás la Música jamás tocada; es la música del amor de los tres mundos.
Allí millones de luminarias de sol y luna están ardiendo;
Allí resuenan canciones de amor, y la luz llueve a torrentes;
y el adorador se extasía en la degustación del néctar celestial.
Mira por encima de la vida y la muerte; no hay separación entre ellas.
He bebido de la copa de lo Inefable,
he encontrado la clave del Misterio,
he alcanzado la Raíz de la Unión.
Viajando sin camino, he llegado a la Tierra Sin Dolor:
con qué facilidad he recibido la misericordia del Señor.
Había oído que era infinito e inalcanzable: pero en mis meditaciones Le visto sin la vista.
Esta es sin duda la tierra sin dolor, y nadie conoce el camino que lleva allí:
sólo aquel que está en ese camino ha trascendido con seguridad todo dolor.
¿Puede alguna palabra expresar su maravilloso sabor?
Aquel que lo ha saboreado una vez, conoce la alegría que puede dar.
Kabir dice: “Al conocerlo, el ignorante se hace sabio, y el sabio se queda sin habla,
el adorador está absolutamente embriagado, su sabiduría y su desapego son perfectos;
él bebe de la copa de la respiración del amor”.
Allí el cielo entero se llena con sonido, y esa música se toca sin dedos y sin cuerdas;
Kabir dice: “ Si sumerges tu vida en el Océano de la Vida, encontrarás tu vida en la Tierra Suprema de la Beatitud”.
¡Qué arrebato de extasis hay en cada hora!
y el adorador se apresura en beber la esencia de las horas: él vive en la vida de Brahma.
Allí el cielo se llena con música: allí llueve néctar:
allí tintinean las cuerdas del arpa, y los tambores resuenan.
¡Qué esplendor secreto hay allí, en la mansión del cielo!
Allí no se menciona la salida ni la puesta del sol;
en el océano de la manifestación, que es la luz del amor, el día y la noche se sienten como uno solo.
¡Alegría para siempre, nada de penas,-nada de luchas!
Allí he visto alegría llena hasta el borde, alegría perfecta;
Allí no hay lugar para el error.
El cielo interior y el exterior se han hecho uno solo,
el Infinito y lo finito están unidos: me siento ebrio con la visión de Todo esto!
Esta luz Tuya llena el universo:
la lámpara del amor que arde sobre la bandeja del conocimiento.
La región del cielo donde el espíritu mora está radiante con la música de luz;
allí donde la música pura y blanca florece, mi Señor encuentra su delicia.
En el portentoso fulgor de cada pelo de Su cuerpo,
se pierde el brillo de millones de soles y lunas.
En esa orilla hay una ciudad en la que diluvia lluvia de néctar, y nunca cesa.
¡Oh corazón mío! el Espíritu Supremo, el Gran Maestro, está cerca de tí:
¡despierta, oh, despierta!
Corre a los pies de tu Amado: tu Señor está de pié cerca de tu cabeza.
Ya has dormido durante edades sin número; ¿no vas a despertarte esta mañana?
¿Donde está el lugar que calmará la sed del alma? No lo encontrarás en ese vacío de ahí fuera. Sé fuerte, y entra dentro de tu propio cuerpo, porque ahí tu paso es firme. Considéralo bien, ¡oh corazón mío!, no vayas a ningún otro sitio. Kabir dice: “ Desecha todas las imaginaciones, y permance fiel en lo que tú eres”.
Cuando llegó el Día... el Día por el que yo había vivido y muerto... el Día que no está en ningún calendario... nubes preñadas de amor diluviaron sobre mí con impetuosa abundancia. En mi interior, mi alma estaba empapada. Alrededor mío, hasta el desierto había reverdecido.
¿Qué clase de Dios sería El si El no oyera el tintineo de las pulseras en la muñeca de una hormiga, mientras ellas mueven tierra en su dulce danza?
¿Y qué clase de Dios sería El si la plegaria de una hoja no fuera tan preciosa a la creación
como la oración que su propio Hijo cantó desde la gloriosa profundidad de su alma... por nosotros?
¿Y que clase de Dios sería El si el voto de millones en este mundo pudiera hacerle cambiar
la divina ley del amor que tan claramente habla con la lengua elegante de la compasión diciendo, eternamente diciendo:
todos están perdonandos... es más, queridos míos, ninguno ha sido jamás culpable?.
¡Lánzate a la experiencia mientras estás vivo!
Piensa... y piensa... mientras estás vivo:
Lo que llamas “salvación” pertenece al tiempo antes de la muerte.
Si no rompes tus sogas mientras estás vivo, ¿acaso crees que los fantasmas lo harán despues?
La idea de que el alma se reunirá con el éxtasis sólo porque el cuerpo se ha podrido... no es más que fantasía.
Lo que encuentres ahora es lo que encontrarás despues.
Si ahora no encuentras nada, simplemente terminarás con una habitación en la Ciudad de los Muertos.
Si ahora haces el amor con la divinidad, en la próxima vida tendrás cara de deseo satisfecho.
Así que sumérgete en la verdad, encuentra quien es el Maestro, ¡cree en el Gran Sonido!
Kabir dice: “Cuando se busca al invitado, es la intensidad de esa búsqueda la que hace todo el trabajo.
Mírame y verás a un esclavo de esa intensidad.”
Texto: Kabir
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario