BLOG PRINCIPAL

Buscar este blog

jueves, 7 de agosto de 2008

Pedro el Ermitaño

Pedro el Ermitaño

Urbano, con su discurso de Clermont, había sacudido a toda Europa y la había envuelto en una bruma de fanatismo religioso. Miles quisieron acudir al llamado, aun antes de que siquiera se organizase un ejército que marchase a liberar la Tierra Santa. Es entonces cuando un oscuro pero cautivador personaje aparecio en escena.

La historia lo recuerda como Pedro el Ermitaño. Pedro era un monje de la región de Flandes, en lo que actualmente es Bélgica. Allí se dedicó a alborotar al pueblo con la idea de que era el deber de todo cristiano hacer algo para que Jerusalén se quitara de encima la tiránica opresión de los infieles. Enardecidos, los campesinos que escucharon sus palabras formaron un andrajoso ejército alrededor de él, tras de lo cual decidió emprender la marcha hacia la Ciudad Santa, sin esperar a que se se formara el gran ejército cristiano.

Después de haber obtenido el apoyo de otros grupos de origen semejante, procedió a atravesar Europa hasta Constantinopla.

Durante el viaje, los "soldados" de Pedro cometieron toda clase de desmanes contra los habitantes de las regiones atravesadas. En particular, sometieron a pillaje numerosos pueblos y realizaron más de una masacre de judíos, considerando que asesinar a los verdugos de Jesús era el más piadoso de los actos.

Cuando finalmente llegaron a la capital bizantina, el emperador quedó anonadado......eso no era precisamente lo que esperaba que le mandaran los occidentales. Trató de deshacerse rápidamente de ellos enviándolos a Asia Menor, donde los turcos se encargarían del "ejército del pueblo", como se llamaba a sí misma esta turba incontrolable.

Efectivamente, fueron emboscados en Xerigordon, y finalmente, asesinados o vendidos como esclavos. Así terminó la odisea de Pedro el Ermitaño.

No hay comentarios: