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jueves, 7 de agosto de 2008

RONCELIN VERSUS RUNCIMAN EL SECRETO ULTERIOR DEL TEMPLE

RONCELIN VERSUS RUNCIMAN EL SECRETO ULTERIOR DEL TEMPLE

Fernando Arroyo

James Cochran Stevenson Runciman, más conocido como Sir Steven Runciman, nació el 7 de julio de 1903 en Northumberland, Inglaterra, y falleció el 1 de noviembre de 2000 a los 97 años de edad, siendo enterrado cerca de Lockerbie, Escocia. Sir Steven Runciman fue uno de los más prestigiosos medievalistas británicos, presidente de la Society for the Promotion of Byzantine Studies desde el año de su fundación en 1983, y profesor de Arte e Historia de Bizancio en Estambul, Turquía.

Uno de los mayores expertos del mundo en la historia del Imperio Bizantino y de las Cruzadas, entre sus obras más destacables con relación a ambos temas cabe citar los tres volúmenes escritos entre 1951 y 1954 de "A History of the Crusades" y "The Fall of Constantinople, 1453", ambas publicadas por la Cambridge University Press. Segundo hijo del primer Vizconde de Doxford, Walter Runciman, descendiente del pintor escocés de mediados del siglo XVIII Alexander Runciman, Sir Steven, gran viajero que llegó a residir y trabajar en ciudades como Atenas, Sofía, El Cairo, Jerusalén o Estambul, y que incluso llegó a convertirse en Derviche honorario en Siria, siempre supo que sus raíces estaban en las brumosas tierras de Escocia, donde se estableció definitivamente en 1966. Parece ser que un año después, en enero de 1967, Runciman habría recibido el encargo de encabezar un equipo multidisciplinar que llevase a cabo una investigación exhaustiva sobre “El Libro del Bautismo de Fuego” o “Estatutos secretos dictados para los hermanos por Roncelinus” (conocidos como la “Regla Secreta del Temple”), que fueron descubiertos en 1794, entre los fondos de la Biblioteca Corsino de los Archivos Vaticanos, por el obispo de Copenhague Friedrich Münter.

A pesar de no ser uno de los grandes expertos en templarismo, o cuando menos no formar parte de esa “nómina” de historiadores especialmente interesados en el tema, seguramente Runciman fue elegido para coordinar esta investigación precisamente por eso: por su independencia, por su relativo “desapasionamiento” hacia la historia templaria como fenómeno de trascendental relevancia por sí mismo, amén de por su probada solvencia como investigador y su reputadísima rigurosidad académica. El documento a investigar fue redactado a finales del siglo XIII por un tal Roncelinus (nombre asociado a Roncelin de Fos), personaje un tanto “evanescente” como muy acertadamente lo califica el historiador y documentalista español Justo A. Navarro, cuyo único dato documentado por él conocido “es el que le menciona como Maestre de la Comandancia (término más ajustado que encomienda) de Tortosa, en Siria, el 17 de junio de 1242, en la que se le cita como parte presente en una concordia arbitral entre el Temple y el Hospital, aunque el Libro de Artefeuil (tomo III, pág. 250), dice que fue recibido en la Orden en 1267 por el caballero Jean de Pellissier.

También se le supone "desaparecido" hacia 1280-1290, en la Casa del Temple de Santa Eulalia de Cernon, es decir sobrepasados los 75 años de edad si es que es cierto que nació hacia 1205 en Bormes-les-Mimosas”. Según el investigador francés Patrick E. Braccó, para más señas miembro de la Ordo Supremus Militaris Templi Hierosolymitani (OSMTH), los Estatutos de Roncelinus "están teñidos de catarismo y de paganismo, y en ellos vuelven a encontrarse indicaciones que demostrarían que los templarios habrían tenido una gnosis secreta". Por su parte, el escritor e investigador soriano Ángel Almazán, en su artículo “De Numancia a Montsegur” (Revista de Soria, nº 6, Otoño de 1994), nos dice en referencia a los Estatutos: “Allí se habla de la alquimia y de Abraxas, un eón gnóstico que reaparece en nuestro siglo en la novela "Demian" de Hermann Hesse y, poco antes, en los "Siete Sermones a los Muertos" escrito por Carl Gustav Jung, el último de los grandes gnósticos”. Y añade: “En los Archivos Nacionales franceses se encuentra guardado un sello del Temple requisado al ser abolida la Orden.

Se halla colocado en una carta escrita por Andrés de Coulours, preceptor del Temple y residente en la encomienda de Coulours, en el bosque de Othe. El sello tiene unas palabras: "Secretum Templi". En el centro hay un extraño personaje con pies que parecen cabezas de serpiente, siendo la suya similar a la de un gallo visto de perfil. Esta figura era muy usual, a principios de la era cristiana, entre los gnósticos en unos talismanes llamados "abraxas". También se perciben en este sello diversas runas”. Con respecto a este último apunte, conviene señalar que el Dr. Raitzin indicó en su momento algo que en verdad resulta evidente, esto es que tales signos interpretados como runas son en realidad letras griegas. Y si bien esto es indiscutible, también lo son las posteriores puntualizaciones hechas al respecto por el propio Almazán: que el griego primitivo deriva del fenicio, y éste, efectivamente, contiene signos que son muy similares a las runas. Por otra parte, existen otros documentos templarios reservados para una jerarquía iniciática que avalan dicho esoterismo, como los estudiados por Gérard Sebanesco, según Serge Hutin: "On devait découvrir au XVII siècle en Allemagne deux documents remontant au Moyen Age, qui se révélèrent être bel et bien deux règles secrètes complétant, pour les seuls Chevaliers qui atteignaient le vrai Cercle Intérieur de l´Ordre, la Règle ecclésiastique courante: ces documents trouvés à Hambourg sont la `Regle des Frères Elus´ et la `Règle des Frères Consolés´" (*)

Volviendo a la cuestión que nos ocupa, parece ser que la financiación del estudio de 1967 corrió a cargo de dos órdenes neotemplarias (en un principio se pensó que una de ellas era la liderada por el conde italiano Rocco Zingaro di San Ferdinando, cosa que parece descartable por el año del encargo), sabiéndose de las buenas relaciones que una de ellas mantenía con ¡el Vaticano!. Precisamente, esta aparente incongruencia es la que nos hizo pensar en el grupo de San Ferdinando, pues resulta de dominio público que en la década de los noventa la Orden del Temple, supuestamente representada por el conde italiano, fue “simbólicamente perdonada” por el Patriarca latino de Jerusalén Monseñor Michel Shabbah, en una ceremonia revestida de gran boato y emotividad. Este dato, aunque cierto, no significa que el “Temple de San Ferdinando” lograse, como es de suponer, el mismo gesto por parte del Papa. Hay fuentes solventes que señalan que la investigación referida no habría sido financiada por el Vaticano, sino por seglares adscritos a diversas corrientes de investigación templaria. De cualquier forma, todo hace pensar, y así lo señalan evidencias notorias, que una de las organizaciones neotemplarias que habría encargado el estudio de los Estatutos fue la Nueva Observancia Templaria. Esta orden, que nada tiene que ver con la Estricta Observancia Templaria de Von Hund, se fundó en el año 1963 (sospechosamente sólo cuatro años antes del “Caso Runciman”), lo que nos induce a pensar si su propia creación no sería una especie de “tapadera” auspiciada por alguna de esas manos invisibles vaticanas (probablemente jesuíticas) que sirven para mover ciertos hilos en los asuntos “delicados”...

Sea como fuere, y según testimonio de los propios dirigentes de esta orden, mantienen buenas relaciones con el Vaticano. La Nueva Observancia Templaria tiene su sede en Francia, concretamente se sabe que en 1998 tenía una dirección postal en Saint-Laurent-du-Var. A pesar de la supuesta buena relación entre ambas instituciones (que sepamos no corroborada por ninguna instancia eclesiástica), no deja de resultar curiosa y significativa la participación de grupos neotemplarios en una investigación de las características que nos ocupa, por cuanto la misma se encargó sobre los Estatutos que obran en poder del Vaticano, lo que hace pensar si la propia Santa Sede no estuviese detrás del asunto. De ser así, ya se plantea un primer interrogante con relación a un hecho sumamente extraño: ¿qué papel jugarían dos órdenes neotemplarias en una investigación vaticana?...

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