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viernes, 16 de enero de 2009

Círculos y octógonos

Círculos y octógonos

Los primeros antecedentes de arquitectura sagrada de base circular en el mundo grecorromano se encuentran en los denominados tholos o tumbas de cúpula, propios de la sociedad micénica. La denominada Tumba del Tesoro de Atreo, sería el ejemplo más sobresaliente. Se trata de un monumento funerario dotado de corredor y cámara, es decir, con una estructura similar a determinados dólmenes, en el que un corredor de 36 metros, levantado con grandes bloques de piedra, da acceso a una sala circular que hubo de estar destinada a los rituales y cultos y que comunica con otra pequeña cámara adyacente en la que se depositaron los restos del fallecido. La sala circular tiene un diámetro de 14,5 metros y la altura de la cúpula, que está formada por losas de piedra superpuestas que van avanzando de manera sucesiva, alcanza los 14 metros.

Por encima de la cúpula, que estaba decorada con una serie de rosetas de bronce clavadas en la piedra imitando el cielo cuajado de estrellas, se acumularon varias capas de tierra apisonada que llegan a formar un montículo de unos 18 metros de altura. En la Grecia arcaica y clásica los edificios sagrados de base circular no son frecuentes. De hecho, los pocos de los que hemos recibido noticias tienden a datarse en los tiempos más antiguos. Destacan dos tholos situados en lugares de profundo contenido mistérico: Delfos y Epidauro. El tholos de Marmaria se alza en el santuario de Apolo en Delfos y está fechado en el entorno del 385 a.C. Algunos autores piensan que pudo estar consagrado a Atenea Pronaia, si bien lo cierto es que su origen y finalidad es realmente desconocida ya que ningún autor de la antigüedad nos ha brindado información sobre esta edificación. Su planta es circular y destaca por contar con dos columnatas concéntricas. La más externa está formada por 20 columnas de orden dórico, en tanto que la interna, que está alineada contra el muro de la cella, debía contar con 10 columnas corintias. Tholos de Marmaria, en el Santuario de Apolo en Delfos, ombligo del mundo para los antiguos griegos.

La cúpula del Panteón de Roma está considerada como la más perfecta del mundo antiguo. El tholos del santuario de Epidauro es el más curioso de todos los edificios situados en este lugar, que era un sanatorio notable consagrado a Asclepio, dios sanador, en el que se practicaba la incubación, es decir, la curación de los enfermos o la predicción del futuro a través del sueño. El tholos, en sus orígenes, contaba con una serie de pasadizos subterráneos circulares, concéntricos y cerrados en diversos puntos que formaban una especie de pequeño laberinto (13,36 metros de diámetro). Nunca se ha llegado a conocer la funcionalidad concreta de este extraño edificio laberíntico circular. Ya en tiempos romanos, en los momentos del Alto Imperio, fueron frecuentes entre las clases más adineradas los monumentos funerarios de planta circular. Entre ellos, destacaba el propio mausoleo de Augusto, que se situaba en el Campo de Marte, dotado de la estructura de una torre inmensa coronada por un montículo de tierra en el que crecían los cipreses. De esos mismos momentos se ha conservado otro monumento parecido, el mausoleo de Cecilia Metela, emplazado en la Vía Appia, en las inmediaciones de la antigua Roma.

Una estructura similar tuvo el colosal mausoleo que albergó las cenizas de Adriano, transformado luego por los Papas en lo que hoy conocemos como Castillo de S

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