El simbolismo ascensional que se encierra en edificios como la Cúpula de la Roca entroncaría con el deseo de comunicación íntima con Dios que ha caracterizado a lo largo de la historia a los movimientos místicos islámicos, entre los que sobresale el sufismo. Se trata de huir del mundo y de las apariencias para buscar la unión con el Supremo, lo que puede conseguirse a través de profundos procesos de meditación, éxtasis, letanías, danzas rituales, ....
Yamal od-Din Rumi, poeta místico que impulsó la orden de los derviches giróvagos que buscaban la comunión con Alá a través de la danza, nos hablaba una y otra vez de cómo el alma del hombre desea con intensidad retornar a Dios. Edificios octogonales y dotados de cúpula parecían facilitar ese proceso ascensional del alma que en el curso de la meditación busca su integración con el Altísimo. En una de las parábolas con que Rumi transmitía sus enseñanzas se nos habla de un cortesano que, condenado a muerte, tuvo un momento de especial lucidez en el que gozó de una visión del Eterno.
Cuando el monarca le hizo saber que su delito había sido perdonado el individuo no sintió, ni mucho menos, gratitud por ello. Por contra, ante la muerte que se anunciaba inminente, en un estado alterado de conciencia, en presencia del Creador, nada tenía ya importancia para este individuo salvo la mera contemplación de Dios. Ahora, tras ser perdonado, el cortesano retornaba a la Tierra, a la vida. El acto de perdón le había arrancado de la gozosa contemplación del Paraíso. ¿Cómo podría sentir gratitud?.
La mística sufí ha intentado plasmar poéticamente el proceso de retorno del alma a Dios, deseo íntimo que preside la existencia del hombre creyente:
He muerto como materia inanimada y he renacido como planta.
He muerto como planta y he renacido como animal.
He muerto como animal y he renacido como hombre. ¿Por qué hemos de temer entonces ser disminuidos por la muerte? Volveré a morir, como hombre, para renacer como ángel, perfecto de la cabeza a los pies.
¡Y de nuevo, disipándome como ángel, seré lo que me ha reservado mi nacimiento humano!
Por eso, hazme no existente, porque la no existencia me la canta en los tonos más sugestivos: "Es a Él a quien volveremos". Conquistada Tierra Santa por los príncipes de Occidente el influjo de la Cúpula de la Roca se haría patente en la arquitectura románica. Capilla funeraria de Nuestra Señora de Eunate (Navarra).
La mística sufí representaría la culminación histórica de un largo proceso iniciado en el mundo antiguo tendente a lograr la ascensión del alma en su búsqueda del Supremo. Sus raíces se hunden en las culturas del Oriente Próximo y Grecia. Con la conquista de Tierra Santa por los príncipes de Occidente en el curso de las Cruzadas los conocimientos acumulados serían recogidos por los caballeros de la Orden del Temple. A ellos se atribuyen las construcciones religiosas de los siglos XII y XIII dotadas de planta circular u octogonal. En los primitivos baptisterios cristianos el hombre nacía a la nueva fe. Ahora, en capillas escogidas, algunos hombres privilegiados nacían al Conocimiento. En los santuarios mistéricos de la Orden del Temple los más afortunados tenían acceso a una iniciación más profunda que el mero bautismo. No deja de llamar la atención que la Orden del Temple tenía su casa matriz en Jerusalén, precisamente en la Cúpula de la Roca, solar del antiguo Templo de Salomón.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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Iván Jacobo Pantoja
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