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lunes, 26 de enero de 2009

LECCION NO. 15 El laberinto de Chartres

Al entrar en la catedral de Chartres, (siglo XIII) por la entrada occidental, te encontrarás
caminando en dirección y al interior del Laberinto del Peregrino. El Laberinto está trazado
en piedra negra sobre el piso de la nave de la Catedral, bajo la Ventana Rosa, cuyo diámetro
refleja exactamente. Durante la Edad Media los peregrinos pobres, que no tenían la
posibilidad de ir a Jerusalén, transitaban una imaginaria “peregrinación” de rodillas,
recorriendo todas las vueltas y giros del laberinto dentro de propia catedral. En Chartres,
como en muchas de las catedrales europeas en las cuales se encontraron diseños
similares, este mandala espiritual adquirió un gran significado dentro de la devoción del
laicado. Muchas generaciones experimentaron el gozo de arribar al centro del laberinto
luego de muchas dudas y tentaciones.

Si trazas el diagrama del laberinto con tu dedo, comenzarás a comprender por que John
Main consideraba a la meditación no solamente un método de oración, sino una
peregrinación y una forma de vida. Transitar el laberinto con devoción, como en la
meditación, ilumina el camino de nuestra vida. Todas los giros y retrocesos del laberinto te
ayudan a poner tus tiempos de acedia y apateia, de turbulencia y de paz, bajo la perspectiva
de la totalidad del diseño del camino.

Comienzas en el principio. Todo camino espiritual, aún el camino espiritual que trasciende
el tiempo y el espacio, tiene un comienzo específico. No estás tan lejos del centro aún en el
principio, pero tienes un camino a transitar, un proceso de realización y auto
descubrimiento, antes que puedas encontrarte realmente, ya y siempre en el centro. Al
comienzo te parecerá que alcanzas el centro directamente y de una vez, pero pronto
descubrirás los viejos modelos recurrentes espirales y giros que ponen a prueba y
profundizan tu fe. Pueden hacerte creer que estás perdiendo terreno y que estás
retrocediendo. Luego de años de meditación podrás llegar a pensar que no has hecho
progreso, excepto en la maduración de tu fe, que es el significado esencial del crecimiento
espiritual. Esta misma fe luego te mostrará que las vueltas y giros del camino no son una
forma difícil de Dios de hacerlo aún más difícil, sino una forma compasiva y sabia de
nuestro maestro de desatar los nudos de tu corazón.

El laberinto te muestra la sabiduría de no tratar de medir tu progreso: precisamente debido
a que el camino no es lineal ni mental, sino cíclico y espiritual. Similar a las vueltas de un
arroyo. Lo único que importa es la confianza de saber que estás en el camino. El sendero
que te conduce al centro, es un sendero angosto pero te conducirá a la fuente de la vida. La
vida es eterna al igual que su fuente. Solo tienes que permanecer en el camino. Si tratas de
engañar y saltar desde donde estás a donde quisieras estar sin transitar esa porción del
camino, te perderás y quedarás confundido/a. Pero podrás comenzar de nuevo en
cualquier momento. La compasión siempre presente de Dios se experimenta más
directamente en la permanencia en el camino y en significado del camino que habrás
transitado que descubrirás, finalmente, en el centro. Simplemente no deberás detenerte y
continuar siempre hacia delante. Cualquiera que busque encontrará-

La meditación es un camino. Es, en primer lugar, un camino de experiencia antes que una
forma de pensamiento o imaginación. Aun un símbolo como el del laberinto del Peregrino en
Chartres, aunque rico en significado, solo podrá ser verdaderamente comprendido cuando
puedas verlo como apuntando mas allá de sí mismo y fuera absolutamente del mundo de
los signos. Observando la ilustración y trazando el camino al centro con tus dedos es muy
diferente a transitarlo realmente de rodillas. ¡Que diferente es entonces nuestra práctica
diaria de la meditación, de la mera lectura o discurso sobre ella!

Extracto de “Christian meditation Newsletter2 marzo 1992
Laurence Freeman OSB

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