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viernes, 20 de febrero de 2009

La Sencillez es Unidad Moment of Christ - The Path of Meditation -

John Main,OSB

Podemos siempre encontrar maneras para describir lo que es la meditación. Pero
lo más importante es mantener claridad sobre cómo meditar. Esto es, toma tu
palabra, tu mantra, y comienza a repetirla, a recitarla desde el principio al fin de tu
meditación, sin dejar de repetirla. No pierdas el sentido de este fundamento
sencillo. Siempre hay el peligro de que al pensar o al hablar de la meditación
empecemos a utilizar tantos superlativos que perdamos contacto con su realidad
tan sencilla, que es, la simplicidad esencial de sencillamente repetir el mantra. Es
en esto que ocurre la purificación de todo nuestro ser.


Quiero tratar de explicarte lo que es el proceso de purificación cuando meditamos.
Te quiero sugerir que la meditación es sencillamente volver a nuestro centro y
permanecer despierto, alerta, vivo y quieto en tu centro. El gran problema de
muchos de nosotros es que vivimos nuestra vida de una forma increíblemente
superficial. Al meditar buscamos encontrar el camino a la profundidad de nuestro
ser. La palabra “meditación” viene de la palabra en Latín Meditare, que viene de la
raíz stare in medio – estar en el centro. La palabra “contemplación” quiere decir
“estar en el templo” – con Dios. El templo es tu corazón, la profundidad de tu ser.

Al meditar renunciamos a los niveles superficiales de nuestra vida y entramos a lo
profundo. Al meditar renunciamos a todo lo que pasa, a lo efímero de las cosas de
la vida y entramos a lo que es eterno. El último objetivo de todas las religiones es re-
conectar, y es esencialmente el poder re-conectar con nuestro centro. El poder re-
conectar con nuestro centro es el propósito de toda religión. Sabemos por la
revelación Cristiana que el Espíritu de Dios vive en nosotros, en nuestro centro, en la
profundidad de nuestro espíritu. La verdad que descubrimos a través de nuestra
propia experiencia, si la vamos tejiendo a través de nuestro peregrinaje a ese lugar
sagrado, es que solamente hay un centro y que ese centro está en todas partes.

Lo que cada uno de nosotros debe de hacer es descubrir por su propia experiencia,
para así poder vivir este peregrinaje, es que esto es la primera responsabilidad de
nuestras vidas. Es la primera responsabilidad de alguien que quiere llevar una vida
totalmente humana, el volver a nuestro centro y vivir a partir de la capacidad
profunda de nuestra vida. Descubrimos entonces que al estar reconectados con
nuestro centro, entonces conectamos con cada centro. El hombre o mujer
verdaderamente espiritual es aquel que aprende primero a vivir en armonía consigo
mismo y con la creación. Podemos decir, “Al estar en tu propio centro, estás con
Dios” O en las palabras de Jesús: “El reino de los cielos está entre ustedes”
(Lucas 17: 21). Debemos recordar que el reino de los cielos no es un lugar, sino una
experiencia. Es la experiencia total integrada en el poder de Dios. En la visión
Cristiana es saber que ese poder es el poder del amor.

Cuando San Juan de la Cruz dijo: “Dios es el centro de mi alma”, es porque en ese
centro experimentamos el silencio, la total quietud y la paz que va más allá de toda
comprensión. El camino para esto es a través del mantra. Debemos ser muy
prácticos. En la meditación buscamos entrar en ello de una forma profundamente
sencilla. Como lo dije en otra plática, es a través de un camino de des-aprender. Es
un camino de des-posesión. Es un camino de sencillez. Des-aprendemos y nos des-
posesionamos renunciando a nuestras palabras, pensamientos y manteniéndonos
en el mantra. Es esto lo que nos lleva a la profundidad. Algo que debes comprender
es que no debemos hacer un poquito de meditación. Si quieres meditar, debes
poner a la meditación en un lugar central en tu vida y debes asegurarte de que todo
en tu vida esté en armonía con la armonía que surge de tu espíritu. No puedes vivir,
como si fuera un doble vida en la que solo la mitad de tu vida es armoniosa, hay
integración, hay profundidad, hay luz y vitalidad. Debes ser una persona sencilla, y
vivir de la unidad de tu vida pues la sencillez es unidad.

Estas dijo San Pedro y creo que lo debemos escuchar con atención ya que creo que
el problema que mucha gente tiene para meditar es porque no comprenden bien el
gran potencial y no tienen la creencia firme de que pueden verdaderamente vivir a
partir de la profundidad de su vida, en vez de vivir a partir de la superficialidad de la
misma. Con estas palabras de San Pedro podemos reconocer nuestra propia
dignidad, reconocer la maravilla de nuestro ser y reconocer, sobre todo, nuestra
capacidad de amor:

“Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y
preciosa ante Dios. Al acercarse a El, también ustedes son como piedras
vivas, con las cuáles se está edificando una casa espiritual. De este modo
llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que
Dios acepta por medio de Jesucristo...Pero ustedes son linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen
las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz
admirable”. (1 Pedro 2, 4-5, 9).

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