Conquistar la pereza y el descuido
La pereza y el descuido son importantes obstáculos internos que nos impiden alcanzar nuestras metas y objetivos personales.
Posponer las cosas, pensar “ya lo haré después” suelen ser indicativos de la influencia de la pereza. La persona que está bajo la influencia de la pereza sólo pensará en su descanso y confort, tratando de evitar el compromiso y el esfuerzo. El lenguaje de alguien influenciado por la pereza estará lleno de excusas y justificaciones. La pereza hace que uno siga funcionando de acuerdo a su vieja personalidad.
Bajo la influencia del descuido se genera mucho desperdicio. Tal persona será desorganizada, desperdiciando su tiempo y haciendo que otros desperdicien su tiempo y energía. Hablar más de la cuenta, innecesariamente, también es un signo de descuido. Malgastará los recursos de que dispone.
Para conquistar la pereza y el descuido es necesario inculcar en nuestras vidas un principio espiritual fundamental: en la vida, nunca me sentiré verdadera y profundamente contento y satisfecho si no utilizo todos mis recursos de una forma digna y valiosa.
Los principales recursos de los que disponemos son el tiempo, los pensamientos, la energía, la riqueza y las relaciones. Cuando administramos estos recursos con sabiduría y los utilizamos para metas y objetivos elevados y constructivos, para nuestro progreso espiritual y para el de los demás, de forma natural nuestro nivel de satisfacción interna aumenta.
El esfuerzo espiritual rápido y auténtico se caracteriza por no retrasar ninguna tarea auspiciosa ni repetir los errores. El alma será activa, precisa y alerta. El fruto de ello es que experimentaremos un entusiasmo constante y estable.
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