Cuando meditamos entramos en un modo sincero de oración al cual los
primeros
cristianos llamaban oración pura, pura porque purifica al
corazón de imágenes,
deseos y temores y de toda complejidad asociada a los mismos. Lo
que es puro es
simple, estamos hablando de algo que es puro y simple. Entonces,
cuando
meditamos, no estamos hablándole a Dios, no estamos pensando en
Dios en forma
complicada, no estamos trayendo nuestros problemas a su puerta,
ni estamos
dejándoselos pinchados en su cartelera, ni estamos dramatizando
nuestra relación
con Dios y pidiéndole que resuelva nuestros problemas por
nosotros. Hay otros
modos de rezar con los cuales podemos hacer estas cosas y ellos
son también
validos y útiles. Todos los modos de rezar, si son sinceros, son
fructíferos y efectivos.
La meditación no reemplaza los otros modos de rezar.
1. Lo que necesitamos entender es qué significa un modo sincero
de rezar. En el
Capitulo 6 del Evangelio de San Mateo, Jesús deja su gran
enseñanza sobre la
oración. El dice “Retírate a una habitación y ora a tu Padre
dentro de ese lugar
secreto”. “No se paren en las esquinas buscando la aprobación de
los demás”.” Sean
simples”, El dice, “cuando oren no usen muchas palabras.
Permanezcan en el
momento presente. Cuando recen libérense de sus preocupaciones y
ansiedades” .
La enseñanza de Jesús sobre la oración en el Capitulo 6 del
Evangelio de San Mateo
es una perfecta descripción de la meditación. Es un signo que
Jesús es un maestro
de la oración contemplativa.
2. Pienso que lo que El quiere significar con la palabra
sinceridad es rezar con el
corazón, y esta forma de meditación ha sido llamada oración del
corazón. Con
frecuencia cuando rezamos, y a muchos de nosotros se nos enseñó
a hacerlo de esta
manera,, rezamos con la intención de cambiar el mundo, de
cambiar a otra gente o de
cambiar las circunstancias de nuestra vida. Esa es nuestra
intención, traemos esa
intención cuando le rezamos a Dios para que mejore el mundo, y
transforme mi vida
en una mejor. Pero hay algo en esto que no es completamente
sincero. Porque
nuestra prioridad, el principio de la oración , es que nosotros
no estamos tratando de
cambiar el mundo. Ese es el trabajo de Dios. Seremos sinceros
cuando recemos si
estamos abiertos a experimentar un cambio mientras lo hacemos.
Es ante todo la
persona que reza, la que debe ser cambiada. Eso es la sinceridad
en la oración. Estoy
ante todo preparado a ser cambiado por mi oración, por el acto
de la oración deseo
ser cambiado.
3. Por supuesto que el mundo cambiará. Soy parte del mundo. Si
soy diferente, el
mundo es diferente. Por lo tanto, en la práctica de la
meditación, no formulamos
intenciones, sino que prestamos atención. Esta es la visión pura
de la meditación o de
la oración contemplativa. Es la visión de Dios, la mirada de
Dios. Entonces, nuestra
mente no considera determinadas ideas, imágenes o teorías sobre
Dios. No le
hablamos a Dios, no pensamos en nuestros problemas, hacemos algo
mucho más
grande. John Main dice que nuestro potencial mas profundo se
desarrolla cuando
meditamos y esa es nuestra capacidad de Ser con Dios, en Dios
aquí y ahora.
Laurence Freeman OSB
Pasajes de la Charla dada en el Retiro
Seminario John Main 2002, Montreal, Canada
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