LOS CABALLEROS DEL TOISÓN DE ORO
En junio de 1613 llegó al castillo de Heidelberg la recién casada princesa Isabel, hija de Jaime I de Inglaterra. Fue recibida durante varios días con espectáculos organizados por algunos de los hombres más ilustrados de Europa. Desfilaron numerosos carros triunfales con personajes mitológicos, todos ellos de asombrosa opulencia y cargados de aquellos símbolos arcanos a que tan aficionado fue el Renacimiento.
Su esposo Federico V, Elector Palatino, se disfrazó y dirigió la más impresionante de las carrozas del desfile. La de Jasón capitaneando el Argos con su tripulación de 50 argonautas en busca del Vellocino de Oro. El papel le sentaba como una segunda naturaleza a Federico, hombre sensible e inteligente. De hecho, y aun contando que era natural que el Elector jugase a ser argonauta, debió de existir una razón todavía más importante para que a los organizadores de las fiestas se les ocurriese hacer figurar en la procesión el fingido barco. Seguramente la clave esté en que el Argos era una alusión al Vellocino de Oro y a la Orden del Toisón de Oro fundada en 1439 por el duque soberano de Borgoña, Felipe el Bueno, de cuya orden era miembro Federico V.
El elemento esotérico implícito en el simbolismo de un Vellocino de Oro no podía escapar a aquellos que se movían en el conocimiento alquímico. Simbólicamente la posesión del Toisón de Oro contemplaba el desempeño de un poder caballeresco. Hay que recordar que la Orden fue, en su origen, una élite de treinta grandes señores cuya misión era, en parte, mantener una exigencia moral elevada entre las clases caballerescas de la nobleza, y en parte ejercer influencia sobre la política en Europa.
Hoy en día, en el ciclo actual de la presente humanidad, cuando las religiones tradicionales se encuentran en una grave crisis, tal vez el espíritu caballeresco y los valores cristianos sean más necesarios que nunca, pues la condición humana se muestra tal como la describe el antiguo tratado hindú “Vishnu Purana”: La riqueza y la piedad disminuirán de día en día hasta que el mundo esté todo corrompido. Entonces la riqueza conferirá la distinción; la pasión será el único motivo de unión entre los sexos, la mentira será la única vía empleada para triunfar en todos los asuntos. Los textos de la Sagrada Escritura serán juzgados por cada uno comoquiera. Las mujeres abandonarán a sus maridos cuando éstos caigan en la pobreza y el que pague con dinero en abundancia dominará a los hombres...”En muchas portadas góticas pueden verse escenas donde los demonios devoran las cabezas de los seres humanos, podemos decir que son verdaderos “comecocos”.
Esta es la imagen del estado actual de nuestras mentes y conciencias sometidas al poder hipnótico de los grandes poderes del mundo moderno, donde el plasma mental colectivo es continuamente programado, manipulado y depredado, seguramente imprescindible para manejar y hacer viable una sociedad. La Insigne Orden del Toisón de Oro se encuentra actualmente bajo la autoridad de su vigésimo primer Jefe y Soberano el Rey de España Don Juan Carlos I. Tal vez ahora sería ideal hacer un intento por retomar socialmente el espíritu caballeresco a través de estas instituciones u otras similares que han quedado relegadas con el tiempo a un carácter honorífico.
Aunque en palabras de la propia Orden, se intenta afrontar el tercer milenio en la plenitud de su vigor, como lo fue en el pasado, manteniendo siempre lo que sin duda han sido sus constantes históricas: el premio a la excelencia y al mérito personal de sus intachables caballeros; la secular búsqueda de la unidad de Europa; y la gloria a Dios Nuestro Señor".
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