viernes, 5 de diciembre de 2008
El Camino a la Liberación
LA COMUNIDAD MUNDIAL PARA LA
MEDITACIÓN CRISTIANA
APRENDE A VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS
ComunicaSoluciones
Moment of Christ -
The Path of
Meditation - John
Main,OSB
Para algunos de ustedes que ya han estado meditando por un largo período les
quiero decir lo que va a ocurrir con la meditación. Quiero dirigirles unas palabras
sobre la meditación como un compromiso a la realidad. Estoy seguro de que
ustedes saben por su propia experiencia que la meditación no nos permite jugar. Si
estamos verdaderamente comprometidos a repetir el mantra desde el principio
hasta el fin, y si verdaderamente estamos comprometidos a absolutamente meditar
cada día de nuestra vida, en la mañana y en la tarde, entonces cuando trabajamos
en ese compromiso con mayor profundidad, nos abrimos a la realidad: a la
realidad de nuestro propio ser, a la realidad de la creación y a la realidad de Dios.
No a nuestras metas, no a las ambiciones, no a las cosas secundarias, no a las
cosas materiales, no a lo trivial. Sabemos muy bien que si respondemos a lo trivial,
nosotros mismos nos trivializamos.
Permíteme darte un ejemplo. La gran ilusión que tenemos, es que creemos que
nosotros somos el centro de la realidad. Es muy fácil caer en esta ilusión porque
en nuestra conciencia parece que vemos el mundo externo a partir de nuestro
centro. Y parece que vigilamos el mundo externo a partir del centro de nuestro
control interno. Y por lo tanto, parece que el mundo gira alrededor de nosotros
mismos. Entonces, lógicamente, tratamos de controlar el mundo, de dominarlo y de
ponerlo a nuestro servicio. Este es el camino hacia la alineación, hacia la soledad y
hacia la ansiedad, porque esta percepción es fundamentalmente irreal.
Lo que aprendemos al meditar, dentro de nuestra propia experiencia, es que Dios
es el Centro. Dios es la Fuente de toda la realidad. Lo que descubrimos, por propia
experiencia, es que no hay realidad fuera de Dios. Solamente existe la ilusión fuera
de la realidad. En la meditación encontramos la fuerza para vivir en la clara luz del
centro y en la realidad de Dios. La realidad que es su creación, la realidad de que mi
ser creado por Dios surge de esto. El resultado es que con la meditación, a través
de nuestro compromiso, nos anclamos en la Verdad. Primero nos anclamos en el
Camino, el peregrinaje de la meditación. Y lo más importante, nos anclamos a la
Vida. Nuestra línea de vida se hace clara. Nos anclamos en Dios. Empezamos a
saber, desde nuestra propia experiencia, que El es la base de nuestro ser. En El
vivimos. A través de El vivimos. Y vivimos con El.
Lo que requerimos es compromiso y perseverancia. El resultado es que la
meditación se vuelve nuestro camino de liberación. Nos hacemos libres para vivir
el momento presente, para aceptar el regalo de nuestra creación, para estar
totalmente en el eterno AHORA de Dios. Como estoy seguro, por tu propia
experiencia descubrirás que este compromiso de ser y de vivir plenamente en el
momento presente se convierte entonces en un compromiso de vivir tu vida
plenamente en todo momento. La razón no es difícil de comprender. La razón es
que con la meditación nos abrimos a la Fuente de la Vida en nosotros. Una vez que
nos abrimos, la Fuente de la Vida fluye en nuestro ser interno en todo momento de
nuestra vida. Esto es en esencia lo que es el Cristianismo. Esto es lo que Jesús
vino a proclamar - ´yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia´
(Juan 10:10). En otras palabras, no debemos disculparnos por lo que somos, ni
hacer excusas por lo que somos. No debemos pasar nuestra vida tratando que los
otros nos acepten. Lo que tenemos que hacer es arraigarnos a la realidad, y
después pararnos firmes en la base de nuestro propio ser, para así vivir con el
poder de la realidad de nuestro propio ser.
La meditación es el camino de liberación del miedo. El miedo es el gran
impedimento para la plenitud de vida. Lo maravilloso de la visión proclamada por
Jesús es que el gran poder del amor, que elimina el miedo, es el poder con el que
hacemos contacto en la profundidad de nuestro ser. El poder del amor es la energía
que barre con todo lo demás. Lo que debemos comprender y lo que debemos
proclamar, si vamos a proclamar el mensaje Cristiano al mundo, es que en la
oración empezamos a vivir plenamente a partir de la fuerza que nos libera en lo
profundo de nuestro ser y que esa fuerza de vida es el amor porque es Dios.
Esto implica el compromiso a la vida y al amor. Este es el compromiso que Jesús
proclamó con su propia vida y con su amor. Debemos comprender desde nuestra
propia experiencia que esta vida y el amor son la realidad presente que se
encuentra y que contactamos dentro de nosotros mismos, en nuestro propio
corazón. Esto es algo que debemos aprender por experiencia propia. No es
suficiente conocer a partir de la experiencia de otras personas que el Espíritu de
Cristo vive en nuestro corazón y que en nuestro corazón el Cristo vivo nos llama a la
plenitud de vida. Eso es lo que debemos ser, comprometidos en nuestro auto
conocimiento y al compromiso de vivir a partir del poder de Cristo.
No hay medias tintas. No puedes decidir meditar solamente un poquito. La opción
es meditar y arraigar tu vida a la realidad. La realidad es la realidad de la libertad –
que estás liberado a ser y a tu plenitud en todo momento de tu vida. Hasta donde yo
puedo comprender, esto es de lo que se trata en el Evangelio. Esto es lo que es la
oración Cristiana. El compromiso a la vida, el compromiso a la vida eterna. Jesús
nos enseñó que el reino de los cielos es aquí y es ahora. Lo que debemos hacer es
abrirlo, y ese es nuestro compromiso. Esto es lo que dijo Jesús en el Evangelio de
Mateo:
´Es semejante el reino de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien
lo encuentra lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel
campo. Es también semejante el reino de los cielos a un mercader que busca
perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la
compra´ (Mateos 13: 44-6).
Este es el compromiso que necesitamos - el compromiso a meditar cada día y en
nuestra meditación, decir el mantra de principio a fin.
PADRE JOHN MAIN, OSB
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