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jueves, 5 de febrero de 2009

Libres de el Ego

Libres de el Ego
Traducción por
Ana Inés Privitello
de Argentina

La meditación es libertad, la liberad de los hijos de Dios. Lo que sucede durante la
meditación es que uno se desprende del ego y se reconecta con su verdadero ser.
Por eso la meditación tiene mucho que ver con relacionarse y no con aislarse o
escaparse. Se trata en primer lugar de relacionarse sana y verdaderamente con
nosotros mismos. Eso es, finalmente, la base de nuestra relación con los demás.

En la meditación, salimos de la auto fijación, la autoconciencia, la auto obsesión,
hacia una nueva libertad de espíritu. Una persona que esta fijada en sí misma no
puede amar. Una persona egoísta no puede ser feliz. Hay un hermoso texto budista
que resume el budismo Mahayana “Toda la infelicidad del mundo proviene de la gente
que trata de encontrar la felicidad para ellos mismos. Toda la felicidad del mundo
proviene de la gente que esta tratando de hacer feliz a otra gente”. Es lo mismo que
dice el evangelio. Eso es lo que significa el olvidarse de uno mismo- encontrar la
felicidad liberándonos de nuestro ego, y adentrarándonos en esa gran relación que es
Dios.

¿Cómo lo hacemos en la meditación? A través de la simplicidad. Dejamos de pensar
en nosotros mismos. Retiramos la conciencia fuera de nosotros mismos. Por
supuesto no es sencillo. No es sencillo dejar de pensar en nosotros mismos, porque
estamos muy enredados en nosotros mismos. Pero en la meditación revertimos el
proceso, terminamos con ese hábito. Tratamos de hacer algo distinto. Dejamos de
pensar en nosotros mismos y nuestra atención se mueve a un lugar más profundo y a
un lugar más puro, a un lugar más silencioso, más conciente a medida que nos
adentramos en la mente de Cristo. Ahora bien, esto no significa que estemos
pensando en Dios o en Cristo. En la meditación no pensamos en Dios pero le
prestamos atención a Dios. Pero no le prestamos atención a Dios como un objeto o un
pensamiento. Cuando decimos que le prestamos atención a Dios, queremos significar
lo que dice Jesús, que estamos amando a Dios con todo nuestro ser, con toda nuestra
mente, con toda nuestra fuerza. Esta es una distinción muy importante a tener en
cuenta si se quiere entender que se hace al meditar. La meditación no es pensar.

Otra enseñanza fundamental de Jesús está contenida en su frase “Nadie puede
seguirme a menos que renuncie a todas sus posesiones”. ¿Qué significa? Si
significara que todos tuviéramos que entregar nuestras billeteras, tarjetas de crédito,
autos, casas y ropa, probablemente no seríamos capaces de seguir sus enseñanzas.
Yo, por ejemplo, estoy muy apegado a mi reloj. Entonces ¿qué significa realmente
renunciar a nuestras posesiones? Significa que todos debemos comenzar a vivir
como San Francisco? ¿Entregar nuestras cosas a los pobres? Tal vez para alguna
gente ese sea su significado y todos nos beneficiamos con el gran ejemplo de
pobreza que ellos dan. Pero no creo que ese sea el significado para todos. No todos
nacimos para convertirnos en ermitaños, mendigos o sannyasis. Pienso que lo que
realmente significa es que debemos dejar de ser posesivos desde el centro mismo de
nuestro ser. Debemos tratar dejar de poseer a la gente o a las cosas que se
encuentran en nuestra posesión en un momento particular de nuestras vidas.
Debemos reconocer que somos simple administradores por un corto tiempo, incluso
de las cosas que pensamos que poseemos. Si podemos practicar este modo de
liberarnos de nuestras posesiones, entonces, el modo en que las usemos (a nuestro
dinero, a nuestra tarjeta de crédito, a nuestras casas) será muy diferente.

No ser posesivo significa practicar y vivir el desapego. Eso quiere decir que si te
acercas a mi y me dices “Perdí mi reloj y realmente necesito uno, ¿me das el tuyo?”.
Yo debería ser capaz de responder “seguro, tómalo” y así practicar el desapego. La
única forma de practicar el desapego mientras vivimos en el mundo real es regresar
al problema raíz de nuestra actitud posesiva, que es nuestro ego. Si podemos
liberarnos del ego, olvidarnos de nuestro yo, como dice Jesús, debemos abandonar
todas nuestras posesiones. Si podemos olvidarnos de nuestro yo, habremos
renunciado a nuestra actitud posesiva, y nuestras posesiones serán cosas que
podremos compartir con los demás. Esto es algo que nos sucede en las relaciones
personales de nuestras vidas, pero también es una verdad que nos lleva dentro de la
naturaleza misma de la sociedad.

Una tercera enseñanza fundamental de Jesús, en realidad El dice que resume toda la
Ley, es: “Ama al Señor tu Dios con toda tu mente, con todo tu corazón, con toda tu
fuerza, y a tu prójimo como a ti mismo”. Amar a Dios y amar al prójimo son igualmente
importantes en las enseñanzas de Jesús. ¿Qué significa esto? No podemos amar al
Dios que no vemos si no amamos a la persona que esta al lado nuestro y que
podemos ver. ¿Qué significa amar a tu prójimo? Quiere decir, me parece, que si le
prestamos atención a la persona que está al lado nuestro, esa persona que nos es
extraña o esa persona que ha estado en nuestras vidas durante tantos años, esa
persona con la que podemos tener dificultades, esa persona que puede habernos
herido, esa persona que puede habernos asustado, esa persona de la que
sospechamos, si podemos prestarle atención a esa persona, esa persona se ha
convertido en nuestro prójimo en el profundo sentido que el evangelio le da a esa
palabra. ¿Quién es mi prójimo? Y también significa que si le prestamos atención, lo
estamos amando.

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